Compartimos el comentario del editor cultural Ernesto Carlín a la película coreana The drug king.
A mediados de la década de 1970 Lee Doo-sam (Song Kang-ho), un risueño desempleado, entra en el escalón más bajo a trabajar en una mafia de contrabandistas coreanos y japoneses.
A pesar de su bonhomía, es una persona ambiciosa y astuta. Una serie de contratiempos –tortura y cárcel de por medio– lo empujan a ingresar en el mundo del narcotráfico.
Es una clásica película de ascenso y caída de un delincuente, pero a diferencia del Caracortada, de Brian de Palma –película de la que toma referencia para varias escenas– o de la clásica de la década de 1930 Little Caesar, no estamos ante un protagonista violento. Todo lo contrario.
Es un mafioso con una confusa ideología nacionalista que se expande, apañada por un gobierno corrupto.
Un gángster que en su ascenso recibe más golpes y humillaciones de los que devuelve, pero que no pierde la sonrisa.
Las contadas ocasiones en las que se ve forzado a actuar con violencia, su accionar es el de bufo, pero, por una serie de malos entendidos, encaja con los códigos de los mafiosos asiáticos.
El gran puntal del filme es el carismático protagonista. En cambio, su comparsa está boceteada, salvo, tal vez, por su amante y algunos compinches. Su némesis, un honesto fiscal, no transmite ninguna motivación.
No obstante, se trata de una curiosa película de gángsters en la cual un personaje aparentemente torpe se revela como el más astuto de la camada.
Otro punto a su favor es la cuidada selección musical, en su mayoría sicodelia, que ya no tiene correlación con lo sórdido de la trama.
Aunque hay algo de metraje de sobra, se trata de una película muy recomendable.
Ficha técnica
The Drug King
Título original: Mayakwang. Corea del Sur, 139 minutos. Director y guionista: Woo Min-ho. Actúan: Song Kang-ho, Jo Jung-suk y Bae Doona, entre otros. Basada en hechos reales. Ambientada en Corea del Sur, Taiwán y Japón. Se estrenó el año pasado. Disponible desde hace poco en Netflix.
Publicado: 18/3/2019