Junto a su profesor de arte, Luis Bernuy Quispe, estos talentosos adolescentes ganaron la etapa regional de dichos juegos que son organizados por el Ministerio de Educación (Minedu), en la categoría ensamble instrumental.
Nefi es el líder del grupo, fanático de Quequezana y responsable de que la banda eligiera las melodías del renombrado músico y compositor peruano para participar en la competencia nacional, cuya final se realizará del 13 al 16 de noviembre en el Centro Vacacional Huampaní, en el distrito de Chaclacayo.
“La primera vez que escuché la música de Lucho (Quequezana) fue en la Universidad Agraria. Interpretó Camino al carnaval, un tema muy lindo del cual me enamoré porque lo sentí tan pacifico que te hace viajar por todo el Perú”, expresa Nefi, quien toca la guitarra y los instrumentos de viento.
A este escolar de 17 años de edad le viene el arte de nacimiento. Nos cuenta que sus padres son danzarines folclóricos de la Asociación Cultural Sumac Tusuy y que desde niño le enseñaron el amor por lo peruano.
“Mientras me tenía en su barriga, mi mamá seguía bailando y desde allí iba escuchando y siempre me llamó la atención este tipo de música del Perú”, relata Nefi, quien tiene el propósito de estudiar producción musical cuando termine el colegio.
El aporte de Venezuela
Las revelaciones de este grupo musical son dos escolares venezolanos que llegaron hace dos años al Perú, obligados a emigrar por los problemas económicos y sociales por los que atraviesa su país.
Se trata de César Valero (cuerdas) y Aiverson López (percusión), ambos de 17 años de edad, naturales de Caracas y para quienes las fronteras no son impedimento para que las culturas se fusionen a través de la música.
“Desde pequeño he tenido un afán por la música y mi papá comenzó a dar clases de guitarra y por interés lo imité. Me gusta la música de Lucho Quequezana porque es multicultural”, comenta César, quien tiene programado estudiar Administración y Comercio Internacional, pero sin abandonar la música.
Por su parte, Aiverson, cajonero del grupo musical del colegio Viña Alta, nunca pensó inclinarse por la música y confiesa que su afición en Venezuela desde niño fue por el fútbol.
“Voy a seguir con la música como afición, porque mi objetivo es estudiar hotelería y turismo”, manifestó.
La banda
Marco Casas es el bajista de la banda musical y fanático de Luis Linares, quien toca el bajo junto a Lucho Quequezana.
“El gusto por la música me la trasmitió mi mamá, quien me hacía escuchar todo tipo de melodías mientras ella limpiaba”, dice Marco, quien dedica cuatro horas del día practicando con el bajo, pero sin descuidar sus estudios.
El pianista del grupo es John Hermitaño (16 años). Él evoca con cariño las largas horas que pasó frente al piano mientras acompañaba a su padre, quien toca el arpa, en la interpretación de melodías andinas. “Quisiera estudiar piano y arquitectura”.
Adriano Caycho es el menor del grupo y está a cargo de los instrumentos de percusión y viento como la zampoña.
Para el profesor Bernuy es una gran satisfacción que las largas horas de prácticas que esta banda musical ha invertido para perfeccionar su técnica haya rendido frutos, permitiéndoles llegar a la final de los Juegos Educativos Florales 2019.
“Es una satisfacción ver a los alumnos buscar sus sueños, realizarlos a través de la música. Cada uno tiene sus atributos y habilidades respecto a cada instrumento, y eso ya viene de familia. Yo los he orientado para que formen un bonito grupo y que se puedan manifestar en lo que más aman, que es la música”, manifestó Bernuy.
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