En el Perú, 28 % de las mujeres unidas en edad fértil iniciaron la convivencia antes de cumplir los 18 años, advierte el Informe del Estado de la Población Mundial 2021, titulado ‘Mi cuerpo me pertenece. Reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación’.
Difundido ayer a escala global por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), el documento alerta que mientras más temprana es la unión de las mujeres y su maternidad, menos años de estudio completan: “Las niñas y adolescentes unidas entre los 10 y 15 años solo culminan la primaria”.
En el capítulo dedicado a analizar el problema de las uniones y matrimonios tempranos y el embarazo y la maternidad adolescentes, el informe refiere que la prevalencia nacional de uniones tempranas en mujeres que actualmente tienen entre 20 y 24 años es de 19 %.
Este indicador, sin embargo, se eleva hasta 46 % en la región Loreto –en la Amazonía peruana–, porcentaje que incluso supera las cifras más altas de otros países de América Latina y el Caribe.
Maternidad y violencia sexual
El 86 % de las niñas y adolescentes que se unieron entre los 10 y 15 años eran menores de edad cuando nació su primer hijo (90 % en las zonas rurales). Y una cuarta parte de las adolescentes del quintil inferior de ingresos son madres o están embarazadas.
UNFPA explora también las consecuencias de esta problemática y asegura que 3 de cada 4 mujeres unidas tempranamente se dedican al trabajo doméstico no remunerado. Además, el 62 % de las niñas y adolescentes que se unieron entre los 10 y 15 años tuvo tres o más hijos/as.
En las adolescentes menores de 15 años, la maternidad forzada está asociada a violencia sexual. En 2019, se reportó 9 nacimientos de niñas-madres de 10 años a menos y 1,294 de niñas-madres de 11 a 14 años.
Se estima que cada día cuatro niñas se convierten en madres, agrega el organismo internacional, con base en información oficial.
Autonomía corporal
El documento del UNFPA precisa que “la autonomía corporal consiste en tener el poder y la capacidad de decidir sobre nuestros propios cuerpos y nuestros futuros, sin violencia ni coacciones”.
Además, implica “poder decidir si queremos tener relaciones sexuales, cuándo o con quién; decidir si queremos quedarnos embarazadas, cuándo o de quién; y tener la libertad de acudir y recibir atención de salud cuando sea necesario”.
“Ejercer la autonomía corporal es tener el poder de ejercer el derecho a decir sí y también a decir no. El derecho a la autonomía corporal, inalienable del derecho a la integridad corporal, es la base sobre la que se fundamentan el resto de los derechos humanos”, enfatiza.
Mujeres empoderadas
“Cuando las mujeres gozan de autonomía corporal plena están empoderadas para tomar decisiones sobre su salud y su futuro –sin coacción ni control por parte de otros– y tienen el apoyo y los recursos necesarios para llevar a la práctica estas decisiones de forma significativa”.
“A través de este trascendental informe, el UNFPA está midiendo tanto el poder de las mujeres para tomar decisiones acerca de sus cuerpos como el grado en que la legislación en los países apoya o interfiere con el derecho de una mujer a tomar estas decisiones”, afirma la institución, en su portal web.
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(FIN) NDP/CCH
Publicado: 15/4/2021